En una novela de Jane Austen nada está ahí por casualidad.
Cuenta Virginia Woolf en 'Una habitación propia' que Jane Austen no escribió sus novelas en un despacho o en un cuartito tranquilo, sino que toda su obra nació en los salones de su casa, mientras estaba rodeada de un montón de gente.
Woolf utilizaba ejemplo de Jane Austen para abordar la importancia de la independencia femenina y de las pocas facilidades que las escritoras han tenido a lo largo de la historia para desarrollar, tranquilamente, su vocación artística, lo que llevaba a Woolf a la tesis de su libro: "una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas". ¿Imaginas cuántos más libros podría haber escrito Austen de tener las mismas facilidades económicas y físicas que un hombre?
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Jane Austen fue la séptima de ocho hermanos, hija de una familia perteneciente a la artistocracia rural, considerada culta pero de poquísimos recursos económicos. El comienzo de 'Sentido y Sensibilidad', cuando fallece el señor Dashwood y deja a su mujer y sus tres hijas en una complicada situación, contaba la misma historia que lo que le sucedió a su madre cuando murió su padre. Su madre, su hermana y ella quedaron completamente desvalidas y sin derecho a herencia.
Por imposiciones de la época, Jane Austen no firmó sus primeras obras: 'Sentido y sensibilidad' apareció firmada por "Una dama" y 'Orgullo y prejuicio', su segunda novela, estaba firmada por "la autora de 'Sentido y sensibilidad'".
La primera novela que se publicó con su nombre fue "Persuasión", en 1817, cuando Jane Austen ya había fallecido.
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El matrimonio es un tema central en sus novelas, sin embargo, Jane Austen nunca llegó a casarse.
Sus novelas son un fiel reflejo de su vida y de la sociedad de la época que la rodeaba y Jane Austen ofrecía, en la mayoría de las ocasiones, un final feliz a las protagonistas traducido en el matrimonio. En la vida real no sucedió así: Jane Austen tuvo un gran amor de juventud con un joven irlandés que estudiaba Leyes, lamentablemente, como ninguno de los dos tenía medios económicos para subsistir, ninguna de las familias llegó a un acuerdo y su amor se acabó marchando. Quizás por este detalle en sus novelas siempre aparece un bienhechor que resuelve sus problemas económicos o alguno de los personajes corre la suerte de amasar de la nada una gran fortuna o recibir una herencia inesperada.
Más adelante, Jane Austen tuvo una proposición matrimonial por parte de un amigo de la familia y, aunque al principio dijo que sí, más tarde desechó la idea dado que el caballero, pese a ser un buen partido, era "un hombre poco dotado intelectualmente".
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