A partir de ahora irás al supermercado con un gorrito de papel albal.
Todos los carros de compra funcionan mal... y eso significa que están funcionando bien.
Te ha sucedido, ¿verdad? Has cogido un carro de la compra que tiene una rueda torcida y te pasas toda la visita al supermercado intentando enderezarlo. O quizás tienes la sensación de que tu carrito va demasiado lento. No es que tengas mala suerte, es que es un truco del supermercado: los carros tienen un pequeño freno para hacerte caminar más despacio y que así te puedas fijar en productos que quizás hubieses pasado de largo. Algunos también están desviados hacia la izquierda para que puedas coger las cosas con la mano derecha, porque si tu carro se desvía justo hacia las estanterías del chocolate, ¿qué demonios vas a hacer tú, pequeño mortal?
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El tamaño del carro de la compra ha aumentado con el paso de los años, la razón es sencilla: a nadie le gusta ver un carro vacío. Si después de comprar aquello que necesitas observas que tu carro tiene muchísimo espacio, es posible que no te sientas satisfecho y lo comiences a llenar con cosas que no necesitas. Voilà, más dinero para el señor Roig.
¡Aunque también hay carros mini!
Oh, parece muy divertido que tu pequeñín simule estar haciendo la compra contigo con su carrito diminuto como una personita que paga su mini declaración de la renta, ¿eh? Lo cierto es que esta tontería termina saliéndole cara al comprador porque raras veces vaciará por completo el carrito del niño.
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Es importante para los supermercados controlar la afluencia de gente y los supermercados pueden meterte prisa o apaciguarte según les convenga. Por eso, en las horas de mayor tráfico, el ritmo de la música suele ser cañero para que hagas las cosas más rápido, mientras que en horas más tranquilas, la música suele ser más sosegada.