Porque una experiencia no puede resumir todas las experiencias.
El 5 de julio del año 2010, entró en vigor en España la conocida como Ley de Plazos, que despenaliza la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras 14 semanas.
![El 5 de julio del año 2010, entró en vigor en España la conocida como Ley de Plazos, que despenaliza la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras 14 semanas.]()
La regulación anterior a esta (Ley Orgánica 9/1985), despenalizaba el aborto en determinados supuestos.
La interrupción voluntaria del embarazo, sin embargo, no es una práctica que haya estado regulada siempre en España: hasta 1985 (y a pesar de un breve periodo de despenalización durante la Segunda República), la ley establecía penas de reclusión de hasta 14 años para los profesionales que facilitasen el aborto y de hasta 8 años para las mujeres que decidieran poner fin a su embarazo.
Desde la ley de 2010 hasta ahora el debate sobre el aborto se ha reavivado en distintos momentos, en el año 2012 Alberto Ruiz-Gallardón, exministro de Justicia del Gobierno del Partido Popular presidido por Mariano Rajoy, compareció en el Parlamento anunciando su intención de volver a reformar esta ley aprobada por el Gobierno socialista de Zapatero.
Pese a que la Ley de Plazos es la habitual en muchos países europeos, fue criticada por el Partido Popular y por la Iglesia Católica que querían volver a la ley de 1985 donde las mujeres debían alegar motivos que justificaran su decisión. Un punto especialmente debatido de la nueva Ley de Plazos por el Partido Popular, era el que las menores entre 16 y 18 años pudieran abortar aunque no tuvieran el consentimiento de sus padres.
La Organización Mundial de la Salud afirma que la penalización del aborto solamente provoca más índice de mortalidad materna y añade que alrededor de 47.000 mujeres mueren cada año en el mundo por interrumpir su embarazo de forma clandestina e insegura en países con leyes restrictivas al respecto. Este problema afectaría fundamentalmente a mujeres de pocos recursos económicos.
Via instagram.com
BuzzFeed España ha preguntado a la Comunidad BuzzFeed por sus historias y experiencias con la interrupción del embarazo.
Estas son algunas de las historias que hemos recibido.
"No fui una niñata que no supo cerrar las piernas, he sido una buena madre que tomó la decisión de no darle a su hijo una vida de mierda".
!["No fui una niñata que no supo cerrar las piernas, he sido una buena madre que tomó la decisión de no darle a su hijo una vida de mierda".]()
"Aborté el 18 de julio de 2016 con siete semanas de embarazo. Tenía 25 años.
No fue una experiencia traumática pero sí dolorosa en muchos aspectos: la física se fue rápido, un par de días como con dolores de regla, solo que más fuertes de lo habitual. La emocional tardó unos cuantos meses más en curarse, pero al final la herida cerró.
Aborté porque económicamente no podía permitirme tener un hijo y viendo cómo ha ido mi vida después, puedo decir que ha sido la decisión más adulta, sabia y sensata que he tomado.
Siento dolor porque no fuimos nosotros quienes decidimos si teníamos el hijo o no, fue el dinero y eso es duro. Sientes que no has tenido un hijo que querías tener porque no eres lo suficiente mayor, responsable, buena, válida, lista, trabajadora y un largo etcétera como para poder mantenerlo económicamente. Pero he aprendido que no fui una niñata que no supo cerrar las piernas, he sido una buena madre que tomó la decisión de no darle a su hijo una vida de mierda y, por el camino, darle una vida de mierda a todo mi entorno".
Ana, 26 años, Madrid.
Faberrink / Getty Images
"Llevaba poco más 3 meses con mi actual novio, tuve un retraso en la menstruacion y no era normal en mí, así que supe desde el primer día que estaba embarazada: me hice el test y dio un gran positivo.
Llamé a mi novio y le dije lo que pasaba, él me preguntó que qué quería hacer y yo, que siempre he sido contraria al aborto, grité que quería que me sacasen eso de dentro.
Investigué clínicas en Internet y al día siguiente nos atendieron. Tuve que ir dos veces más y me dieron una pastillita cada vez que fui. La clínica era el sitio más frío del mundo y la gente más gris y menos receptiva del mundo. Mi novio y yo pagamos la mitad cada uno, un día le dije que se estaba portando genial conmigo acompañándome y me dijo que nada de darles las gracias, que es lo que había que hacer.
Desgraciadamente, vi a muchas chicas solas o acompañadas por sus amigas.
Durante el tratamiento aquello era una montaña rusa de emociones: a veces no paraba de llorar y otras me reía como una loca.
Para mas inri trabajo en un cole: una amiga mía a la que le conté la historia alucinaba viéndome jugar con los pequeños con tanta tranquilidad y alegría con el jaleo que tenía que tener en la cabeza... No era difícil entender que simplemente sabía que no era el momento de ser madre".
Hmd, 32 años, Madrid.
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